COMPRAS CON RELIEVE
- Enfoque Sensorial
- 29 may 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 9 jun 2024
La falta de una Ley de empaquetado inclusivo provoca que 1.6 millones de personas con discapacidad visual no puedan comprar de forma autónoma en los supermercados. La inversión requerida sigue sin ser bien vista por las empresas.
María Fernández, una joven de 28 años que nació con glaucoma y que actualmente ha perdido el 100% de su vista, expresa su desacuerdo ante la falta de importancia que se la da a esta ley. “La independencia que nos brindaría esta medida es invaluable. Poder leer por nosotros mismos las etiquetas de los productos nos permitiría tomar decisiones informadas y ser más autónomos en nuestra vida diaria”, comenta.
Actualmente, las facilidades que se le brindan a las personas con discapacidad visual como repetidores acústicos en los semáforos, pisos podo táctiles en las calles y lugares públicos van aumentando. María hace sus actividades cotidianas sin necesidad de depender de nadie como ir al parque, subir a un medio de transporte o alimentarse. Sin embargo, la impotencia la invade al no poder hacer sus compras diarias en el supermercado debido a la ausencia de un etiquetado inclusivo que contenga el sistema braille y le permita reconocer los productos. Pero eso no es todo, pues la falta de este sistema en los pasillos, avisos y suelos de los supermercados también se hacen notar.
Alejandra Aramayo Gaona, integrante del grupo parlamentario Fuerza Popular presentó en 2018 una propuesta de ley para modificar el articulo 21 de la Ley General de la Persona con Discapacidad. Esta propuesta solicitaba promover el uso del sistema braille en los empaques de los productos alimenticios, así como en las cartas de lo precios y las descripciones del producto. Lamentablemente esto no paso de una propuesta y actualmente los supermercados no cuentan con esa implementación inclusiva.
Barreas monetarias
Según el ranking Marco Empresas 2023, Supermercados Peruanos (Plaza Vea & Vivanda) y el grupo Cencosud (Metro) son las unidades comerciales con mayor prestigio en el país. Sin embargo, la ausencia del sistema braille en sus locales es tan notoria como el malestar de las personas con discapacidad visual. Kevin Ortega, un joven de Jesús María de 21 años y que padece ceguera de nacimiento, no tiene problemas en salir solo a la calle. Sin embargo, los fines de semana su realidad se ve afectada cuando visita el Plaza Vea ubicado en la avenida Brasil con su mamá, quien ni bien entrar al local, se convierte en la única encargada de guiar sus pasos. Esta falta de inclusión provoca que Ester, madre de Kevin, tenga que interrumpir su día para acompañar y asegurarse que su hijo pueda realizar correctamente las comprar para su hogar.
Marcos Medina, quien cuenta con cinco años como gerente de Metro de El Agustino, señala que la introducción del sistema braille en los supermercados no es tan sencillo como uno imagina. “Para nosotros los supermercados implicaría una gran inversión implementar el sistema braille en nuestros avisos y pisos en todas nuestras sedes, muy aparte de la capacitación a los trabajadores”. Según la Cámara de Comercio de Lima (CCL), el costo para adaptar maquinaria y capacitar al personal aumentaría los gastos de producción entre un 15% y 20%. Además, afirma que el no tener una normativa clara provoca que no existan estándares para un etiquetado que sea efectivo y que no existe una demanda del mercado que justifique el gasto por implementación.

Sistema braille implementado en los empaque de Natura para promover la inclusión.
Un ejemplo extranjero
Colombia posee cerca de 2 millones de ciudadanos con discapacidad visual. Sin embargo, a diferencia del resto de países en Latinoamérica supo buscar una solución ante la problemática de los supermercados para estas personas. Es así que, Colombia replanteó su Ley del consumidor en 2022 para implementar el sistema braille en los productos alimenticios, medicamentos, cosméticos, facturas de servicio público y servicios turísticos. De esta forma pudo beneficiar a este sector de la población que de igual forma son consumidores que ayudan a activar la economía.
A día de hoy, Colombia sigue siendo un ejemplo para el resto de países latinoamericanos. En Brasil y Chile, se ha trabajado en marcos legislativos de inclusión que promueven la accesibilidad, aunque la implementación del etiquetado en braille es inconsistente y depende de iniciativas locales. En el caso de Argentina, ciertas provincias siguen evaluando la viabilidad del etiquetado con este sistema a través de proyectos piloto.
Lo cierto es que algo tan sencillo y cotidiano como ir al supermercado se convierte en una actividad prácticamente imposible para las personas con discapacidad visual, quienes ven su independencia afectada. La falta de etiquetado en braille no solo limita su capacidad de compra autónoma, sino que también refleja una carencia en la consideración de sus necesidades en la sociedad. Implementar un sistema de etiquetado inclusivo podría marcar una diferencia significativa, promoviendo una mayor inclusión y autonomía para todas las personas con discapacidad visual en el país.
Redactado por: Carlos Sebastian Paucar Armijos
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