SEMBRANDO INCLUSIÓN
- Enfoque Sensorial
- 4 may 2024
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Actualizado: 5 may 2024
Los Prite benefician a más de 33 mil 500 niños menores de tres años con discapacidad en el Perú. Con solo 119 centros en el país, es crucial expandir estos programas para llegar a más niños y cubrir adecuadamente sus necesidades de atención temprana.
Marcelo Flores, un niño de cinco años con desafíos auditivos, ha encontrado un camino hacia el progreso y la esperanza a través de los Programas de Intervención Temprana (Prite) en el Perú. Su historia ejemplifica el impacto transformador de estos programas, que atienden a más de 33 mil 500 niños menores de tres años con discapacidad o en riesgo de desarrollarla.
Según datos del Ministerio de Educación del Perú (Minedu), existen solo 119 Prite distribuidos en las 26 regiones del país, siendo Lima y Cusco las que cuentan con mayor cobertura con 19 y 20 Prite respectivamente, seguidas por Arequipa (nueve), Junín (nueve) y Apurímac (ocho), entre otras regiones. Estos programas abordan integralmente las necesidades físicas, emocionales y sociales de los niños, con un enfoque especial en las necesidades sensoriales, beneficiando a niños con discapacidad visual, auditiva y sordo ceguera.
Intervención Temprana
Marcelo Flores nació con problemas auditivos que se agravaron con el tiempo, afectando su capacidad de comunicación y aprendizaje. A la edad de dos años, su madre, Yessenia Parco, conoció el Programa de Intervención Temprana (Prite) de Canto Grande, ubicado en el Jirón Delta S/N en San Juan de Lurigancho, convirtiéndose en una luz de esperanza para niños como Marcelo. Parco se enteró de este programa gracias a recomendaciones en la comunidad, al notar los desafíos de comunicación que enfrentaba su hijo. Según Parco, "El Prite ha sido un regalo para Marcelo y nuestra familia. Ha mejorado significativamente en su lenguaje y habilidades comunicativas gracias al enfoque integral de intervención temprana que ofrece el programa". La participación activa de los padres ha sido fundamental para maximizar los beneficios de la intervención temprana, y Parco destaca el apoyo continuo que han recibido del equipo multidisciplinario del Prite.
El Prite opera con una estructura similar a la de un centro educativo, con aproximadamente 36 a 37 semanas de atención directa al niño por año. Las sesiones del Prite suelen tener una duración promedio de 3 a 4 horas al día, de lunes a viernes, adaptadas a las necesidades individuales de cada niño y la disponibilidad del personal. El programa cuenta con un equipo multidisciplinario que incluye terapeutas físicos, psicólogos, pedagogos especializados y expertos en audición y lenguaje.
El proceso de ingreso al Prite comienza con una fase de captación cuidadosamente diseñada. Los padres reciben información detallada sobre los servicios del programa, mientras se recopilan datos cruciales sobre la historia clínica y las necesidades específicas del niño. Según Parco, "Nos sentimos muy acogidos desde el primer día. La evaluación inicial fue completa y nos dio un panorama claro de las áreas en las que Marcelo necesitaba apoyo". Las evaluaciones de ingreso abarcan diversas áreas, desde terapia física hasta psicología y pedagogía especializada. La evaluación para los niños con discapacidad sensorial en los Prite es exhaustiva y multidimensional, incluyendo pruebas específicas diseñadas para medir las capacidades visuales, auditivas y táctiles de cada niño, permitiendo así la personalización de los planes de intervención para maximizar el progreso.
Los Programas de Intervención Temprana utilizan una amplia variedad de recursos adaptados para satisfacer las necesidades específicas de los niños con discapacidad sensorial. Para niños con discapacidad visual, se emplean materiales en braille, libros táctiles, luces de colores y mangueras luminosas como estímulos visuales. Estas herramientas se utilizan en actividades de estimulación adaptadas a las necesidades individuales de cada niño con discapacidad visual neurológica (NVI), promoviendo la respuesta sensorial y el desarrollo integral según sus características neurológicas particulares. Por otro lado, los niños con discapacidad auditiva se benefician de recursos visuales, juegos táctiles y dispositivos de amplificación auditiva. Además, el programa incorpora técnicas especializadas como la terapia ocupacional y la estimulación sensorial para favorecer el desarrollo integral de todos los niños atendidos.
Los Prite benefician a más de 33,500 niños menores de tres años con discapacidad en el Perú.
Necesidad de Expansión
El impacto de los Prite se refleja en datos concretos sobre el progreso de los niños atendidos. Según estudios del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), el 75% de los niños experimentó mejoras significativas en motricidad gruesa y fina, coordinación y equilibrio debido a las técnicas de fisioterapia implementadas en los Prite. Además, una investigación realizada en 2021 por la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) reveló que el 82% de las familias experimentó una disminución en los niveles de ansiedad y estrés gracias al apoyo emocional brindado por estos programas. En términos de desarrollo social y cognitivo, el 68% de los niños que participaron en actividades sociales mostraron mejoras en habilidades de comunicación y colaboración, mientras que el 70% demostró avances en capacidad de aprendizaje, memoria y resolución de problemas según el Instituto Nacional de Educación Especial (INEE).
La necesidad de expandir programas como los Prite se hace evidente al considerar que el 97% de la población con discapacidad se concentra en zonas urbanas, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). De acuerdo con el Censo Nacional 2017, la distribución por tipo de discapacidad es la siguiente: física o motora (33%), intelectual (25%), multidiscapacidad (7%), visual (0.9%), auditiva (1.6%), sordoceguera (0.07%) y situación de alerta de trastorno del espectro autista (7%). Esta distribución resalta la importancia de enfoques específicos, como los programas de intervención temprana, para apoyar a niños con discapacidad sensorial. Las condiciones menos comunes pero igualmente importantes en la población incluyen la discapacidad visual, auditiva y sordoceguera. Estos datos subrayan la relevancia de los programas de intervención temprana, como los Prite, que no solo transforman vidas individualmente, como la de Marcelo, sino que también representan una estrategia esencial para garantizar un acceso equitativo a servicios especializados en todo el país.
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• Redactado por: Andrea Santa Cruz
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